Mañana domingo la República Oriental del Uruguay; país al sur de Sud América, celebrará su séptima Elección Nacional de Presidente de la República, Parlamento Nacional (Senadores y Diputados) y
Juntas Electorales, tras recuperar la Democracia en 1985.
Dos de los siete Partidos que se presentan en estas
Elecciones Nacionales, tienen chance, según las encuestas de opinión, de pasar
al ballotage. Sería una sorpresa que la fuerza de gobierno, (Frente Amplio) mayoritaria
en intención de votos (43%) ganara en esta primera vuelta del domingo 26 (se requiere
la mitad más uno de los votos emitidos); eso echaría por tierra todos los pronósticos y
empapelaría de vergüenza a las Consultoras Políticas.
De confirmarse lo que se ha dicho hasta el cansancio, tras
la votación del domingo, los candidatos
Dr. Tabaré Vázquez (Frente Amplio; ex Presidente de la República, anterior a
José Mujica) y el Dr. Luis Lacalle Pou, (Partido Nacional, ex Presidente Cámara
Diputados), serán quiénes competirán en noviembre en segunda vuelta por el
sillón presidencial para el próximo quinquenio.
La relevancia de esta primera ronda, está en la elección del
Parlamento Nacional; con el antecedente de que en el gobierno frentista, se ha
contado con mayorías parlamentarias. La experiencia demostró la relevancia de
la negociación política.
Hasta aquí el hecho concreto: Elecciones Nacionales en
Uruguay mañana domingo 26 de octubre.
Saludable es que este domingo los ciudadanos de este pequeño
país (en población; algo más de 3 millones de habitantes), podremos insertar
nuestro voto libremente para elegir gobernante según deseo, opinión,
inclinación o preferencia.
Ante la avalancha abrumadora de liviana comunicación; los
candidatos deberán estar agradecidos por la conducta de sus ciudadanos. Salvo excepciones,
y con la salvedad de que para estar informado correctamente, había que leer
cada Programa Partidario, resulta muy difícil sostener que todos los votantes
(y dicho con respeto) sufraguen con conciencia de contenido y proyectos.
La campaña electoral (salvo alguna esmerada excepción, pero que por reiteraciones y sobrecarga temática quedaba desvalorizado) fue flaca. Faltaron debates, sobraron improperios y, en algunos casos
hubo soberbia. Nada más alejado de lo necesario y del nivel de calidad política que estos tiempos y pueblos exigen y merecen.
Es extraño. Me resulta extraña esta elección.
Hay algo que me falta; tal vez sea que ya no corro con el
micrófono y los apuntes buscando la información política. Tal vez.
Han cambiado los tiempos. Y mucho. Lo entiendo.
El lenguaje es otro. Los objetivos también. El mundo ha cambiado.
Uruguay es otro también. Se ha despegado económicamente en
términos reales; ha disminuido la pobreza, etc- etc. (no es la intención, un
examen exhaustivo), pero al parecer, lo que esta campaña electoral 2014 me
deja, es que los uruguayos, tanto candidatos como ciudadanos no escapamos a
estos tiempos de liviandad y marketing. Es como se sostiene “somos
una sociedad de mercado”.
Ojalá que todas las intenciones
volcadas, con aciertos y errores, vayan acompañadas del mayor valor de nobleza
hacia los mejores objetivos en pro de un Uruguay espléndido y fabuloso como
puede perfectamente desarrollarse.
Ojalá la “modorra” pueda ser
sustituida por “el se puede”; ojalá los chicos se entusiasmen y concurran a
estudiar; ojalá que las caras largas, tristes y apagadas ganen sonrisas; ojalá
el mal humor y el mal trato al otro sea cosa del ayer… Ojalá podamos comunicarnos mejor entre nosotros, ojalá exista mejor convivencia ciudadana, ojalá renazca mayor compromiso colectivo, ojalá los uruguayos entendamos que vivimos en una aldea global...
De tan altas las miras; de tan
macros los objetivos, las campañas políticas no aterrizan en las pequeñas cosas
y en lo cotidiano, de “doña María y don José”; así pues, uno ya no sabe si
creer o no en tantos sueños que nos entusiasman se van a cumplir.
Y es con ese sueño verdadero, que
este domingo iré a votar con la mano en el corazón, por un país justo, libre,
democrático, republicano y sobre todo un país que recupere valores colectivos y
vaya dejando atrás la dictadura de la mediocridad.
Grace Bacino
Grace Bacino