Buscar este blog

jueves, 12 de marzo de 2020

UN VIRUS SIN ABRAZOS

Si algo nos faltaba para alejar más aún la escasa empatía entre los humanos; llegó para quedarse vaya a saber por cuánto tiempo, el "Coronavirus", Covid -19.
La Organización Mundial de la Salud (OMS - ONU) ha declarado la Pandemia mundial. Más de cien países están hoy afectados con mas de 4.000 fallecidos y más de cien mil contagiados por el virus. Un virus del cual se ha hablado como de ningún otro. Hoy la tecnología, internet, redes, determinan que así se produzca. Otra realidad existía cuando apareció el HIV, el Virus de la Influencia, el de la gripe aviar, porcina, etc, etc. La sepa de virus es infnita sin contar el mundo de bacterias que nos rodean, muchas de las cuales son imprescindibles para la vida. Con muchas de ellas convivimos. Pero como aquí no me voy a detener en detalles científicos, porque, primero no lo soy y segundo porque mi mirada va rumbo al vínculo humano.
El capitalismo nos trajo el consumo excesivo, convirtiendo en necesarias, cosas que son prescindibles.
El tener se convirtió en el verbo por excelencia superando al ser y enterrando al existencialismo casi al olvido. La competencia por quién tiene más y mejor, entre otros factores, fabricó un individualismo a ultranza. "Yo soy"; "Yo puedo" con la moda y ola New Age, se convirtió en amén de toda acción; siendo pecador aquél que no comulgue con tan poderoso narcisismo.
Entre el individualismo, la incomunicación personal en un mundo cada vez más comunicado, el éxtasis por el éxito, el anhelo de ser superior a todo, la imperiosa necesidad de ser exitoso, y podría continuar enumerando...que ha hecho que las personas estén cada vez más alejadas y materializadas de sus semejantes; llegan como un milagro o como decreto de una película futurista de ciencia ficción imágenes de una nueva realidad. Vemos gestores de salud encerrados en mamelucos, aerolíneas aéreas suspendiendo vuelos, ciudades en cuarentena (lo de Italia es paradigmático); y lo peor, mas de cuatro mil muertos en pocas semanas en la mayoría de países del planeta. En el momento que esto escribo, Uruguay se planta como una excepción. Al lado de países que como Brasil, Argentina y Paraguay ya tienen detectados enfermos y fallecidos, en nuestro país no ha aparecido ningun caso  (hasta hace unas horas, y que yo tenga conocimiento) pero no se descarta en absoluto, que ello no suceda a corto plazo y para ello ya se toman las medidas protocolares a nivel de Salud Pública. De todos modos tal como lo caracteriza el letargo uruguayo, se ha demorado demasiado (hemos sido muy afortunados que ningún infectado ha ingresado del exterior,  tampoco autóctonos). Se ha demorado en la adopción de las medidas cautelares en los accesos al país, como lo es en el Aeropuerto Internacional de Carrasco. Nadie revisa a los pasajeros que arriban para detectar posible cuadro febril, como así sí lo hacen en otros países. Parecería de perogrullo efectuarlo. Pero no!; en Uruguay parece que todo llega más tarde y todo se hace después!! Mal, muy mal!! La prevención es la mejor cura de todos los males.
Hace días que siento mucho "ruido en mi mente" en relación a este asunto. De tanto caudal informativo que procuro, me costaba contextualizar "ese ruido". Porque sí; hay una mezcla de cosas. Es la vida, son los vínculos, es la economía, el petróleo, las bolsas, la caída de los mercados,...es como si de pronto estuviésemos frente a un símil del "Apocalipsis" sin estarlo. Vaya si se han visto en estos días los efectos de la globalización! El mundo es uno, y los virus no son selectivos. Los selectivos somos nosotros, las vulnerables criaturas humanas.
A cualquiera le puede tocar esta vez. Es un virus sin clase social, ni etnia y menos nacionalismo. Tampoco selecciona generación, aunque si hay una prevalencia en mayores de 60 años y en aquellos con enfermedades prevalecentes.
Lo que a mí me "hace ruido" por sobre todas las consecuencias es el miedo. El miedo inhabilita, inmoviliza . Y lo que impera hoy justamente es el miedo. Miedo a salir, miedo a viajar, miedo a besar. Me detengo en esto último, que se suma al miedo de abrazar.!! Un horror!
Llegar a esto no me lo había imaginado; nunca creí  llegar a verlo! Solo lo conocí
en "Un mundo feliz" del genio Aldous Huxley. Nadie está criticando dicha cautela o prevención. Lo ecuánime sería no exagerar; una persona sana no contagia. Anteponer el miedo como prevención a la demostración de afecto es claudicar y arrodillarse ante un sistema materialista e individualista. Es además "encerrarnos a todos"!! Llegaremos a un nuevo orden mundial? El miedo será una nueva arma? Lo biológico será más poderoso que las corporaciones? Muchas preguntas sin respuestas.
De pandemias sabe la Humanidad. La primera en el Siglo XX fue la Gripe A, en el año 2009.  Más atrás en la historia, en el siglo XIV se vivió la "peste negra" que desbastó una tercera parte de Europa; la Peste Bubónica, la Cólera, la Gripe Asiática H2N2, la Viruela que provocó más muertes que las Guerras Mundiales, el Sarampión  con 200 millones de muertos en el mundo (felizmente hoy existe la vacuna).  La lista es aún mayor. Ante la presente nueva pandemia en este mundo intercomunicado  al instante, se ha generado un cambio conductual en el relacionamiento de las personas incluyendo el estrés de permanecer aislado, en cuarentena, con lo cual ya se escuchan registros de dificultades interfamiliares. Una familia viviendo con limitaciones en su cotidianidad parece estar provocando cambios en la personalidad en alguno de sus integrantes. En China (cuna originaria del Coronavirus) ya existen solicitudes de divorcio. Seguramente este fenómeno del Coronavirus ocupará la atención de Psicólogos Sociales y Sociólogos. 
Como latinoamericana puedo comprender lo que significa no poder dar un abrazo. Aunque no sea yo la que así proceda, ya he encontrado personas que detienen dicho gesto solicitando mantenerse alejados. 
Este punto no anima a subestimar la problemática que nos inunda. Me detengo en ese detalle, como una consecuencia nada menor de la que pocos hablan.
Uno de los que sí lo aprehendió fue el compositor y cantante uruguayo Jorge Drexler. Para desahogar la impotencia, y tras suspender un concierto en Costa Rica, acaba de escribir una nueva canción que denominó: " Codo a codo". (La nueva manera de saludar, impuesta para evitar el contagio o propagación del virus)
Hoy me enteré que en un colegio están enseñando a los niños a saludar "codo a codo".
Nos quedaremos con "el codo a codo"; o volveremos al abrazo?
"Ya volverán los abrazos, / los besos dados con calma, / si te encuentras un amigo / salúdalo con el alma...
La paranoia y el miedo / no son, ni serán el modo, / de esta saldremos juntos / poniendo codo con codo."
Fragmento de la canción de J. Drexler.

Tanto de abrazos sabemos que, Eduardo Galeano definió Montevideo como "la ciudad de los abrazos".
Aquí quién esto escribe sin academia, pero sí desde el alma, es mujer del abrazo!
Sensatez y no delirio es lo que se requiere. Prevencion con seriedad y no hacer de esta pandemia una frivolidad.

Abrazo.
Graciela Bacino.