En los años de nuestra infancia, o sea varias décadas pasadas, se sentían bien definidas las estaciones. La primavera era aguardada con ilusión y las cometas las remontábamos con el mayor entusiasmo que puede regalar ser niño.
Hoy 22 de setiembre en el Hemisferio Sur ha comenzado dicha estación, mientras que el Norte recibe el otoño (mi estación preferida).
Tal como estamos viviendo la era de la paradoja, de la pirámide invertida, nuestro cielo amaneció gris, encapotado. El entorno se volvió silencioso como si cada uno estuviera consigo mismo. No se escucharon ni trinos de pájaros. En el este la oscuridad en plena tarde parecía amenazante de prolongación de inclemencia climática; en el resto del país ha llovido.
Así que hoy me he dedicado a escuchar a Beethoven y pensar en compartir un rato con ustedes.
Eso es para mi un momento que me regalan y me regalo. Escribir es un acto de felicidad.
A falta de la magia primaveral, hay que crear nuevos ánimos de existencia. Así como la primavera hay quiénes la definen como una fuente de vida, compañía y refugio ante la adversidad; pensar en ella y dedicarle un espacio mental nos libera.
"Doña Primavera
de aliento fecundo,
se ríe de todas
las penas del mundo"
En busca de la poeta (Premio Nóbel de Literatura, 1945) Gabriela Mistral (Chile 1889 - 1957) entre montañas, lagos, viñedos, llegamos a Vicuña, su lugar de origen. Típico sito latinoamericano y con fuerte tono chileno, sus ocres y terracotas reciben al visitante fascinando con su particular encanto.
Hoy queriendo invocar la nueva estación previa al verano, me inmerso en mi archivo y en la poesía de Mistral.
Vicuña, ciudad silenciosa. La amabilidad de su gente guarda una calma como si honraran a perpetuidad a su maestra más famosa por su prolífica literatura.
Su jardín.
Casa de Gabriela Mistral.
Vicuña.
Paisajes alrededor de Vicuña. Fuente de inspiración de la escritora nóbel.
Tal vez ese mundo natural la llevó a escribir:
Doña Primavera
viste que es primor,
viste en limonero
y en naranjo en flor.
Lleva por sandalias
unas anchas hojas,
y por caravanas
unas fucsias rojas.
Salid a encontrarla
por esos caminos.
¡Va loca de soles
y loca de trinos!
Doña Primavera
de aliento fecundo,
se ríe de todas
las penas del mundo...
No cree al que le hable
de las vidas ruines.
¿Cómo va a toparlas
entre los jazmines?
¿Cómo va a encontrarlas
junto de las fuentes
de espejos dorados
y cantos ardientes?
De la tierra enferma
en las pardas grietas,
enciende rosales
de rojas piruetas.
Pone sus encajes,
prende sus verduras,
en la piedra triste
de las sepulturas...
Doña Primavera
de manos gloriosas,
haz que por la vida
derramemos rosas:
Rosas de alegría,
rosas de perdón,
rosas de cariño,
y de exultación.
g.b
DD.RR
Fotografías propias.
