Ya va finalizando el último mes del año; mes 12, diciembre.
Y casi, a pesar de todos los pesares, casi no nos hemos dado cuenta. Estuvimos absortos en cómo superar la Pandemia, además de otros males tan dramáticos y lamentables como ese "bicho cruel" que aún encierra varias incógnitas. Pero éste vino a recordarnos que somos finitos, mortales (hay quienes lo olvidan. Claro, imposible estar pendiente del suspiro final. Eso queda en manos del destino).
El mundo se ha dividido en varios pedazos. Los que luchan por mantener vivos a los pacientes de una virosis que aún es incierto su origen, los negadores, los responsables, los conscientes, los inconscientes, quienes se cuidan, los que ignoran al "otro", medicos, equipo sanitario en general, los científicos que denodadamente buscan causas y consecuencias, al tiempo que siguen investigando como hacer para frenar la Pandemia que tiene al mundo como en tiempos de guerra.
El hambre y la migración es la otra pandemia. De eso se habla bastante poco. Únicamente cuando decenas de seres humanos, hoy devaluados, y si son pobres y negros aún más, mueren ahogados en el Mediterráneo, en la ruta hacia los EE.UU, o en Canal de la Mancha. O cuando vemos los informes periodísticos sobre el hacinamiento en la frontera de Bielorrusa y Polonia.
Cuando eso veo en imágenes, no resisto asemejarlo a los "campos de concentración nazi". Cuál es la diferencia?. No hay cámaras de gas, pero hay frío gélido, no hay comida ni un sorbo de agua.
En que nos estamos convirtiendo?
El libre albedrío del Hombre parece haberse desbordado y olvidado sus propios límites. Se ha olvidado del otro. Se mira sólo a si mismo. Dramático, si por sociedad la concebimos como una coparticipación de individuos que en la diversidad construyen hacia una vida en comunidad.
El desplazamiento de muchedumbres en busca de mejor destino es otra de las actuales pandemias. La trata de personas, la "nueva esclavitud" es otra de las crueles realidades de la post modernidad.
El hambre está en África, Asia y parte de América Latina.
Aún tengo grabado en mi memoria el relato de una madre de Misiones (Argentina) que dividia en pedacitos un huevo de gallina para repartir entre sus hijos.
Situación como la descrita se multiplican hoy en el mundo.
La actual era del consumo exacerbado hecha por tierra la moral frente a la necesidad de quienes nada tienen o no cubren las fundamentales.
Hoy en este tiempo de desarrollo, adelantos tecnológicos, es inadmisible la miseria, la gente sin techo ni comida.
El mercado manda. No le importa dentro de la competencia de oferta-demanda la inanición de niños en África o en Centroamérica. A los "dictadores" tampoco.
Qué nos sucede?
Los pueblos muestran signos de fatiga. De decepción.
Es como si estuviesemos regresando al siglo XVIII.
Pero no; en realidad estamos ante un nuevo "paradigma".
La Pandemia cambió al mundo.
Las personas no se hicieron más solidarias (la excepción confirma la regla), sino por el contrario desaforadas han colmado los espacios exteriores y públicos, lugares de entretenimiento, etc. como si hubiesen descubierto que la única manera de sentirse vivo es divertirse, alcoholizarse, correr, comprar, y no importarle nada más que su propia persona.
Siempre hay excepciones.
Me ha ganado el asombro.
Montevideo y las rutas nacionales muestran un panorama de pandemia superada en el Uruguay.
Actualmente se registran entre 200 y 300 nuevos casos por día de Coronavirus.
Pero la vida social muestra una normalidad asombrosa.
Dicen; que ello resulta del éxito del proceso vacunatorio en el país.
Ojalá!
Cerca del 80% estamos vacunados y tenemos tres dosis.
Bien Uruguay.🇺🇾
Gracias país querido!
En la fecha se registraron 2332 nuevos casos. La cifra ha ido en aumento.
Sin ser alarmista, me preocupa.
Los extranjeros ya comenzaron a llegar. Muchos. Habrá vacunas para ellos también. Las fronteras, (con protocolos y certificaciones), con nuestros países limítrofes han abierto.
Al finalizar la temporada estival podremos saber con exactitud si la vacunación nos protege o no.
Tampoco la detención de la actividad es una solución. El encierro, quedó demostrado, no es para el ser humano. A largo plazo produce deterioro de la salud mental y de la economía, junto con la pérdida del empleo.
Disyuntiva despiadada originada con el Covid.
Encierro, restricciones o "libertad responsable".
Uruguay optó por esta última. No nos ha ido tan mal.
Pero duele cada vida perdida. (6.140 totales a la fecha).
Por otro lado, y muy lejos de nosotros los comunes mortales, la excentricidad mayúscula se da justamente cuando la Humanidad toda asiste a esta catástrofe sanitaria. Los números escalofriantes tienen alma. Son personas. Como tu y yo. Sólo nos diferencian las capacidades, costumbres y cultura.
Pero los magnates miran a ver cuál es el primero en llegar al espacio. No con fines de investigación científica; sino por puro placer. Como chico con chiche nuevo. Total!; Tienen millones y billones! Mientras, más de cuatro millones mueren por una virosis cruel y otros tanto de hambre.
La ciencia necesita recursos. Ha contado con ellos gracias a la decisión de los Gobiernos y determinados aportes corporativos.
Tantos millones para pasar unos escasos kilómetros de la atmósfera suena a codicia, a ego extremo. Una acción filantrópica hubiese sido el mejor "viaje al espacio". El espacio es de toda la Humanidad.
Ha habido un cambio. No somos los mismos. Hemos tenido que adaptarnos a circunstancias inimaginadas. Ese abrazo tan nuestro, sobre todo en los latinos, ha tenido que ser reemplazado por signos o por un mensaje.
Siento a las personas indiferentes, frías, anestesiadas. Mecanismo de defensa tal vez.
Salvo aquellos que se entregan a ayudar al prójimo. No son pocos.
Quiénes han decidido continuar con una vida normal como antes del Covid y no se han contagiado, son muy afortunados. No debe haber nadie hoy que no conozca un caso enfermo o pérdida dentro de su entorno. No lo creo.
Duele mucho.
Es un adiós sin adiós.
Terrible.
Se va el 2021.
La incertidumbre es lo único cierto.
Continuamos con más preguntas que respuestas.
Hoy asistimos a una Pandemia, a crisis políticas, a pueblos con hambre y sed de justicia, a "locos" gobernando. Hoy nos enfrentamos a una especie violenta, más que cualquier otro del reino animal si tomamos en cuenta nuestra condición racional que nos diferencia.
No es necesario enumerar aquí los hechos que marcan las noticias más despiadadas que suceden en diferentes partes del mundo.
Mientras en el primer mundo la preocupación de muchos es no poder salir a tomar un trago, en el otro, en el subdesarrollado, es cuestión de supervivencia.
En medio de este panorama, ahora sí sonó la alarma que el cambio climático no es un capricho de unos ecologistas. Está aquí y éste constituye el más grande desafío en la vida de nuestro planeta. Y me animo a pensar, más terrible que la Pandemia.
Pesimismo?
No!; realismo.
Esperanza?
Humano es tenerla. Imposible la vida, sin ella.
Pero esa esperanza no se sostendrá mientras el "Hombre" prosiga sintiéndose el "Único Rey del Universo", imbatible, egocéntrico, individualista y avaro de poder, ganador de todas las partidas sin importarle las consecuencias a largo plazo.
La codicia y avaricia por recursos naturales, territorios estratégicos, y más y más poder. Ello nos llevará a nuestra autodestrucción.
"Nada se crea, nada se destruye, todo se transforma". (Lavoisier)
Ojalá que sea tiempo para una transformación más humana en honor a los valores que ésta conlleva.
"Sentido tienen las cosas".
Derechos Reservados.
DD.RR.
G.B